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Miedo al compromiso

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¿Miedo a enamorarse? ¿Qué es? 

El miedo es una respuesta que se da ante estímulos potencialmente destructivos o perjudiciales. En estos casos se considera adaptativo, ya que la función principal del miedo sería preparar al organismo para enfrentarse a un posible riesgo o amenaza. Por ejemplo, si vas paseando tranquilamente por el campo y de repente aparece un león enorme sería lógico y normal sentir miedo y que el cuerpo se active, preparándote para luchar contra él o para salir corriendo. Sin embargo, la respuesta de miedo también se puede asociar a otros estímulos o situaciones que no suponen una amenaza real, en función de nuestras experiencias, es decir, podemos aprender a tener miedo.

Con el miedo a enamorarse pasa algo parecido a lo del león, con la diferencia de que el león es potencialmente peligroso, mientras que comenzar una relación con una persona, en principio, no debería serlo. Lo que realmente a algunas personas les da miedo a la hora de iniciar una relación son las expectativas que se tienen acerca de cómo será dicha relación. La ansiedad que algunas personas experimentan en esos momentos es producto de la educación y su experiencia de aprendizaje. Es decir, es lo que en psicología se denomina una respuesta condicionada de miedo ante estímulos que creemos que son peligrosos (o en este caso, que anticipamos que nos van a hacer sufrir). Y el organismo, ante esa situación que considera peligrosa, responde de la misma forma que frente al león, activándose y llevando a cabo conductas de evitación y escape. De ahí que utilicemos expresiones como “es que tiene miedo al compromiso”, “huye porque no quiere que le hagan daño”, “prefiero no implicarme a sufrir”… 

Hemos diferenciado dos posibles formas de afrontar el miedo a enamorarse: por un lado están las personas que no se atreven a dar el paso de conocer a alguien, pese a que les gustaría, debido al miedo. Aquí se produce una evitación de cualquier tipo de situación que conlleve conocer personas nuevas. Por otro lado, están las personas que sí se lanzan a iniciar relaciones pero se frenan o cortan antes de que pueda aumentar el nivel de compromiso. Aquí, la persona en cuestión escaparía de la relación al pasar un tiempo tras el comienzo de la misma. Aunque ambos casos pueden englobarse dentro de lo que podemos etiquetar como “miedo a enamorarse”, cada caso debe analizarse de forma específica, atendiendo a las circunstancias y variables de cada persona concreta.

¿Cómo se desarrolla el miedo a enamorarse?

Para explicar cómo las personas adquieren el miedo al compromiso, es necesario mencionar que hay una serie de factores previos que influyen en el desarrollo del miedo. Entre estos factores podemos encontrar:

  • Historia previa de relaciones pasadas. Las experiencias pasadas, tanto propias como las observadas (familia, amigos,…) en los demás, influyen en el presente a la hora de comportarnos dentro de la relación.
  • Educación, reglas sociales y apoyo social.
    Según la sociedad en la que nos encontremos, las relaciones de pareja se
    regirán por unas normas u otras. Por ejemplo, podemos encontrarnos sociedades
    en las que es obligatorio ir con carabina a las citas hasta que se oficialice
    la relación y otras culturas en las que es necesario el consentimiento familiar
    para poder comenzar a salir. Además, como los seres humanos somos una especie
    social, tendemos a adaptarnos a las exigencias del entorno para no ser juzgados
    o excluidos.
  • Las demandas laborales y otras responsabilidades o
    áreas de la vida
    de la persona influyen en la cantidad de tiempo que se
    puede/quiere dedicar a la relación.
  • Variables de la persona que pueden afectar al proceso de relación interpersona. Como ejemplos se encuentran la baja autoestima, falta de habilidades sociales, inseguridades propias…
  • Variables del entorno. Como escaso círculo social, contexto poco estimulante,  situaciones familiares problemáticas…
  • Mitos y creencias sobre el amor que puedan afectar al modo en que manejamos las relaciones de pareja. Lo explicados con más detalle a continuación.

Mitos y creencias sobre el amor

Los seres humanos somos interdependientes, vivimos en una sociedad y dependemos los unos de los otros para sobrevivir. Es por ello que desde la antigüedad se unían en matrimonio hombres y mujeres de distintas familias para promocionar dicha supervivencia, las relaciones de pareja estaban limitadas más bien a relaciones de conveniencia, limitando así la concepción tanto del amor como de las relaciones de pareja.

Dando un salto a la sociedad actual, la concepción del establecimiento de la pareja va ligada a un conjunto de creencias, conductas y consecuencias, así como a mitos o expectativas moldeadas por familia, entorno social y cultura que las personas hacen suyas. Todo ello, puede influir en la respuesta ante una posible pareja o relación. Podríamos decir que las personas que tienen miedo al compromiso, anticipan cosas negativas en relación a lo acarrearía la vinculación con otra persona. Las concepciones y mitos mencionados pueden ejercer un papel en estas anticipaciones.

A continuación exponemos algunas de estas ideas sobre el amor y el compromiso que, pese a ser erróneas y en muchos casos no favorecer relaciones sanas, tienen un fuerte calado en nuestra sociedad:

  • La gente sueña con que su amor durará para siempre (amor romántico) y que el amor que sienten hoy será el mismo que mañana. Esta idea, suele estar potenciada por factores externos como la televisión, el cine… por ejemplo, desde pequeños vemos como las películas románticas magnifican esta creencia “de los príncipes azules” o de los cuentos de hadas y su típica frase de “viviremos felices y comeremos perdices”.
  • Creencia de que el amor romántico se va sustituyendo progresivamente por un amor más compañero. Hay pruebas suficientes para creer que el amor compañero es importante desde el comienzo de la relación y que es fundamental para el desarrollo romántico.
  • La mayor parte de la gente piensa que no se puede estar enamorado sin sentir algún tipo de deseo sexual hacia una persona.
  • El amor supera todas las barreras, es lo único y suficiente para que la relación funcione y por tanto, también se debe ser capaz de perdonarlo todo.
  • La idea de la media naranja supone creer que existe en el mundo una persona que nos llena y que nos complementa.
  • El ideal de fidelidad y exclusividad a la pareja supone asumir que si una persona está enamorada, no puede sentirse atraída por otros .
  • Si la pareja no tiene celos por el compañero es que no le ama. Sentirse celoso se toma como una variable indiscutible para estar enamorado.

Todas estas variables
mencionadas anteriormente, crean el caldo de cultivo perfecto para desarrollarel miedo a iniciar relaciones sentimentales.

Pongámonos en la situación de Juan (que podríamos ser cualquiera) que tuvo una muy mala experiencia en el pasado con una ruptura de pareja. Esta situación tan dramática provocó en su momento sentimientos de tristeza, miedo o inseguridad. A partir de ahí, cualquier situación que implique conocer a personas nuevas o entablar nuevas relaciones sentimentales, causan en Juan la emoción de miedo.

                                                                Imagen de Sara Herranz

Imaginemos que Juan va a una fiesta y su mejor amigo, Pablo, le presenta a una compañera de clase, María. Pueden ocurrir dos posibles reacciones:

1) Que Juan evite hablar con ella más allá de un saludo cordial por miedo a las expectativas de las que hablábamos al principio y para evitar así un posible fracaso amoroso y personal. Esto supondrá seguramente un alivio de su malestar a corto plazo. Al cabo de unos días, si María le escribe por whatsapp proponiéndole un plan, Juan podría darle largas, diciendo que no puede y evitando así toda posibilidad de entablar algún vínculo con ella. De nuevo, disminuye así el miedo y el malestar que le produce la situación de conocer a una potencial pareja.

2) Que Juan decida hablar con ella, experimentando así bienestar porque María es una chica muy agradable e interesante. Pueden pasarlo bien juntos y de ahí empezar a quedar cada vez más a menudo. Pero un día María podría proponerle conocer a sus padres por su cumpleaños y esto podría hacerle saltar las alarmas a Juan, que tiene miedo a implicarse demasiado emocionalmente. En este momento él podría decidir ponerle una excusa para no ir. Incluso Juan podría acabar por poner fin a la relación con María, lo que le reportaría un alivio al poner freno a esta situación que parecía derivar en cada vez mayor compromiso.

Otro posible ejemplo para explicar el miedo a enamorarse y que es muy común en nuestra sociedad actual, es el conocer a personas a través de redes sociales. Si una persona tiene la creencia de que “los que escriben a otros para ligar por redes no son de fiar”, si alguien le escribe por Instagram o facebook, la respuesta de esta persona podría ser bloquear o ignorar, evitando entablar cualquier tipo de contacto con el otro y evitando así experimentar las consecuencias negativas asociadas a este tipo de interacciones.

Hay que destacar que el miedo a enamorarse es un problema común en nuestra sociedad y que en ningún caso debe considerarse una enfermedad mental o un trastorno.

Hoy en día las personas estamos sobreactivadas y en continuo estado de alerta, buscando estimulación en redes sociales, en nuestro entorno, viajando, etc. Algo parecido pasa con el amor y las relaciones, llevándonos en ocasiones a considerar las relaciones como un bien de consumo más en el que priorizamos la búsqueda de sensaciones y mantenernos continuamente en la cresta de la ola. Por su parte, las nuevas tecnologías y las redes sociales fomentan este ritmo de vida acelerado. Pueden ser por un lado una herramienta facilitadora a la hora de conocer gente y entablar relaciones de forma rápida, pero a la vez tienen sus hándicaps y son un constante escaparate que favorece la comparación con otras personas y otras relaciones, dándonos en ocasiones una imagen idealizada de lo que “debería” ser el amor.

Bibliografía: 

Garrido-Macías, M., Valor-Segura, I., & Expósito, F. (2017). ¿ Dejaría a mi pareja? Influencia de la gravedad de la transgresión, la satisfacción y el compromiso en la toma de decisión. Psychosocial Intervention, 26(2), 111-116.

Nina-Estrella, R. (2011). ¿ Qué nos mantiene juntos? Explorando el compromiso y las estrategias de mantenimiento en la relación marital. Revista Intercontinental
de psicología y Educación
, 13(2), 197-220.

Palmero, F. y Martínez Sánchez, F. (2008). Motivación y emoción. Madrid: McGRAW-HILL.

Prieto, A. (2015). Relaciones interpersonales. Psicología
Social: Interacción Social.
Apuntes no publicados de la Universidad de Murcia. Región de Murcia, España.

Alumnas del practicum del MPGS de la Universidad Europea de Madrid y la Universidad Camilo José Cela (2019-2020)

Clara Alonso 

María Teresa Carrasco

Laura Peraza

Marta Rodríguez 

Belén Tonda

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