“Mi mente me dice que no, pero mi corazón me dice lo contrario”
El dualismo es una teoría que ha existido durante mucho tiempo y puede rastrearse desde Aristóteles, Platón y la filosofía hinduista temprana que considera la mente y el cuerpo como dos sustancias distintas con diferentes naturalezas esenciales. Sin embargo, gracias a René Descartes en el siglo XVII la dualidad mente-cuerpo recibió más atención ya que la exposición de su base teórica propone una explicación donde Dios aparece en el origen de nuestra superioridad como especie. Desde entonces, el dualismo cartesiano se considera la teoría tradicional de la mente y el cuerpo y sugiere que las personas están formadas por dos sustancias de diferente importancia: la mente, como una sustancia inmaterial, no extendida y pensante, y el cuerpo, como una sustancia material, extendida y sin capacidad de pensar. Como consecuencia, el cuerpo sigue leyes mecánicas, al contrario de la mente y hace a la persona víctima de dos historias colaterales: una con respecto a lo que sucede en su cuerpo, y otra con respecto a lo que sucede en su mente. Descartes, además, añadió a su explicación a la glándula pineal, parte física que posibilitaba la influencia de la mente inmaterial sobre la máquina, nuestro cuerpo, de modo que, aunque se reconocía cierta influencia del cuerpo sobre la mente, era esta última la que tenía el pleno control. Esta unidireccionalidad es una de las características más evidentes del dualismo cartesiano que, como veremos en las siguientes secciones, está presente incluso en nuestros días. Por otra parte, con el objetivo de resolver de forma pragmática los errores fehacientes del dualismo, surgió otra corriente teórica: el monismo. Como un contrapeso, se desarrolló considerando a la mente como una sola realidad o sustancia unificadora, en término de la cual se puede explicar cualquier cosa referida al comportamiento humano (Mehta, 2011). Sin embargo, como veremos más adelante, existen ciertas dudas sobre la supuesta solución no dualista que pretendía liderar el monismo (Pérez-Álvarez, 2018).
*Si todavía quieres una introducción corta y fácil al dualismo, mira esto (en inglés)
¿Cuáles son los problemas a los que el monismo se tuvo que enfrentar? ¿Cuáles son las consecuencias de la aplicación de la perspectiva dualista en la psicología y la psiquiatría?
La influencia de Descartes, más allá de en las propias teologías dónde se presupone una dualidad entre cuerpo y espíritu, se puede intuir todavía en nuestros días escondida entre ciencias de la salud tan importantes como la psicología y la psiquiatría (Chiesa, 1998; Raese, 2015). Esta influencia presenta, desde el punto de vista metodológico, connotaciones importantes en cuanto a su efecto en las ciencias. Por ejemplo, en un área como la Psiquiatría, donde según Raese (2015) se sigue aplicando un punto de vista dualista en el diagnóstico de los pacientes y los psiquiatras tienden a separar los síntomas de la afección latente de la persona que los sufre. De esta forma, se deduce que la mente es inalcanzable para el tratamiento de problemas psicológicos. Sin embargo el cerebro, parte física y moldeable, es objeto de estudio y modificación. La consecuencia directa de esta idea nos lleva a pensar que la ciencia siempre podrá estudiar el cerebro, sus funciones, conexiones, etcétera, pero nunca podrá estudiar la mente ya que está por encima de nosotros mismos, y por lo tanto, por encima de nuestra propia comprensión (Chiesa, 1998; Raese, 2015). En contraposición, podríamos resumir, como lo hace el monismo, que nuestra mente se puede alcanzar desde el punto de vista de nuestras acciones tanto públicas como privadas (Chiesa, 1998). En la misma dirección, otras áreas de la psicología como la neuropsicología, parten de la conexión neuronal y su implicación en el desarrollo de nuestras habilidades cognitivas para explicar desde un punto de vista científico el intrincado y dificultoso llamado “mundo mental”(Raese, 2015). Sin embargo, y aun teniendo más que ciertas certezas sobre el error de Descartes, seguimos teniendo problemas a la hora de aventurarnos a definir nuestra existencia, o la de otros, sin tener que recurrir a la idea de una conciencia inexplicable, un alma operante o el propio libre albedrío consecuencia de lo inexplicable de nuestra mente . Esta teoría filosófica nos trae consecuencias reales y palpables no solo por posibilitar la estigmatización de los pacientes psiquiátricos sino por el aprendizaje de esta doctrina por parte de los profesionales que han de ayudarles (Raese, 2015)
¿Dualismo o Dualismos?
Aunque hay muchas implicaciones posibles del dualismo tradicional en psiquiatría (que también se aplica a la psicología), Maung (2019) argumenta que las teorías más contemporáneas del dualismo en realidad son compatibles con la psiquiatría de base biológica. En su artículo, Maung se centra en un filósofo contemporáneo; David Chalmers. El dualismo de Chalmers distingue la mente en dos partes; lo psicológico, que implica los procesos causales de comportamiento (acciones voluntarias, juicio perceptivo, comportamiento del habla, etc.), y el concepto fenomenológico, de la experiencia subjetiva. El concepto fenomenológico es una parte de la mente que se basa en una experiencia subjetiva (o conciencia) en primera persona. Además, el autor afirma que la conciencia fenomenológica es distinta del cuerpo físico, pero todavía están relacionados. Sin embargo, los procesos psicológicos que causan el comportamiento se explican en términos de procesos físicos / biológicos. Esta visión es compatible con la visión moderna de que los trastornos mentales se basan en procesos biológicos. Maung argumenta que dado que el objetivo en psiquiatría es comprender los mecanismos que subyacen a los signos y síntomas y cómo esta comprensión puede ayudar a diagnosticar y crear un pronóstico e intervención, solo la parte psicológica es realmente necesaria. En otras palabras, comprender la parte fenoménica en realidad no es necesario y, por lo tanto, uno puede incorporar este enfoque dualista en la psiquiatría biológica, que no existirían grandes repercusiones. Además, el autor afirma que al incluir la visión dualista de Chalmers, tenemos una solución que permite un camino hacia el dualismo y el monismo, ya que la parte psicológica es suficiente para explicar lo que es necesario para la psiquiatría, sin dejar de lado la posibilidad de la conciencia.
¿Qué hay más allá del Dualismo y el Monismo?
Atendiendo a lo previamente desarrollado parece que hemos topado con el final del camino sin embargo, echando un vistazo a diferentes ámbitos de la psicología actual se aprecian ya diferentes corrientes capaces de enterrar tanto al dualismo cartesiano como al propio monismo. ¿Por qué enterrar el monismo? Básicamente, debido a que por desgracia el monismo no soluciona el problema dualista. Se podría decir que el monismo no es otra cosa que su última y más reciente evolución. Concretamente, y como ejemplo clarificador, podríamos decir que no hay diferencia palpable entre cómo describe la neurociencia los procesos psicológicos, yo consciente-cerebro, con respecto a la división unidireccional cartesiana, mente-cuerpo (Pérez-Álvarez, 2018; López, & González, 2018 ).
Para llevar a cabo tal trabajo de desintoxicación cartesiana, todas y cada una de las nuevas corrientes no-dualistas parten desde un punto filosófico común centrado en tres áreas; el sujeto, el comportamiento y el mundo. El objeto de esta división pretende abolir los errores categoriales que describen supuestos erróneos sobre estos tres conceptos, como por ejemplo definir al sujeto como un ente que piensa provisto de una masa corpórea mecanicista, definir el comportamiento como una acción pública en el ambiente consecuencia de un evento privado cognoscitivo o definir el mundo como un complejo de materia a percibir y procesar por una mente o cerebro pensante. Esta perspectiva no-dualista concibe tales áreas como un todo, donde el sujeto es “corpóreo comportamental”, el comportamiento se concibe como la interacción del sujeto con el mundo desde un punto de vista intencional y comprensivo, y el mundo brinda al sujeto una relación de “oportunidades, ofrecimientos, invitaciones o disponibilidades”. En resumen, las corrientes psicológicas comprendidas bajo esta perspectiva, séase la nueva ciencia de la mente 4e o la ciencia contextual por citar solo dos, entienden al sujeto como “ser en el mundo” englobando en un todo donde el dualismo no tiene más espacio ni razón de ser. (Pérez-Álvarez, 2018; López, & González, 2018 ).
Alumnos del practicum del Grado de Psicología de la Universidad Europea de Madrid
Atina Topnesvåg, Dylan Gutiérrez, Oda Pollestad
Referencias
- Chiesa, M. (1998). Beyond mechanism and dualism: Rethinking the scientific foundations of psychology. British Journal of Psychology, 89(3), 353-370.
- López, N. V., & González, A. B. (2018). Una alternativa actual al dualismo en Psicología: la Ciencia Conductual Contextual. Apuntes de Psicología, 36(1-2), 35-40.
- Maung H. H. (2019). Dualism and its place in a philosophical structure for psychiatry. Medicine, health care, and philosophy, 22(1), 59–69. https://doi.org/10.1007/s11019-018-9841-2
- Mehta, N. (2011). Mind-body dualism: A critique from a health perspective. Mens sana monographs, 9(1), 202.
- Pérez-Alvarez, M. (2018). La Psicología más allá del dualismo y el cerebrocentrismo. Apuntes de Psicología, 36(1-2), 7-20.
- Raese, J. (2015). The pernicious effect of mind/body dualism in psychiatry. Journal of Psychiatry, 18, 219.